
Cierra los ojos e imagínate por un momento que alguien que pesa 1,5 kg hace lo que quiere contigo. Imagínate por un momento que le da igual que le regañes y siempre se sale con la suya. Imagínate por un momento que te controla lo que haces y protesta si haces algo que no le gusta. Y ahora, abre los ojos y mira esta carita tan mona.
Sí, efectivamente, te adoro mbién te hubiera pasado como le pasó a Julia, la dueña de Nico. Esa carita y esos ojitos le despertaban tanta ternura que Nico siempre se salía con la suya, siempre hacía lo que quería, estuviera bien o mal.
Cuando conocimos a este Yorkshire Terrier tenía 9 meses. Un jovenzuelo hiper cariñoso y sociable con mucha energía y carácter que siempre se salía con la suya en casa. Nico cogía y rompía todo lo que le parecía interesante de cualquier sitio: unas gafas, unos bombones, ropa, papeles y revistas….lo que fuera, con tal de llamar la atención para que Julia jugara con él. Y cuando le regañaba, salía corriendo y se metía debajo de la cama donde por su pequeño tamaño era imposible cogerle….porque además no os hemos contado que Nico además de un trastillo es muy muy listo y muy ágil. Y además, Nico se hacía pis en casa….pero no en cualquier sitio. Le gustaba hacerlo en las cortinas, en las patas de las sillas, en la esquina del edredón, en las macetas….un desastre!
Así que Nico necesitaba que alguien le pusiera unas normas. Y que además se asegurase de que entendía esas normas y que iba a obedecerlas. Así que en DogSchool nos pusimos manos a la obra para meter en vereda a este pequeño gamberrete.
Diseñamos un programa educativo con Nico combinado con un adiestramiento básico en obediencia, para que Nico aprendiera a respetar y a obedecer cuando se le pidiera. Y también unas pequeñas pautas para modificarle la conducta de marcaje en casa. Eso de levantar la patita en cada hito vertical no podía continuar.
Nico respondió muy muy bien al programa, convirtiéndose en un perrito muy obediente y que empezaba a respetar los límites que se le marcaban. Lo que más le costó fue entender que no se puede levantar la patita en casa en cada esquina. Pero poco a poco fue mejorando.
A día de hoy Nico sigue siendo igual de pizpireto y cariñoso que cuando le conocimos pero con unos modales mucho más adecuados.