
La correa es la pieza más importante del equipo de entrenamiento que puedes tener, tiene usos múltiples, y funciona como canal de comunicación con tu perro. Tira de la correa en el momento equivocado y estarás enviando mensajes que pueden provocar una agresión, miedo o ansiedad. La correa esta mal utilizada por la gente que arrastra a su perro y que podría dañar el cuello y la columna vertebral, especialmente si se conecta a los horribles collares de ahogo o de pinchos que aborrezco.
Usadas correctamente, pueden ser un regalo del cielo. Desafortunadamente, la mayoría de las correas que veo son o extensibles o demasiado cortas para ser eficaces, y son de un material que puede quemar y dañar las manos en caso de un fuerte tirón por parte de tu perro. La correa debe ser de al menos de 3 m de largo con independencia del tamaño del perro. Esto ayudará en todos los entrenamientos y a dirigir el trabajo en el futuro.
El problema es que la mayoría de los fabricantes de correas no tienen ni idea acerca de perros y lo que constituye una correa como la principal herramienta de su manejo, por lo que fabrican lo que está de moda o lo que tiene más beneficios. Una correa de cuero de calidad con cristales de Swarowski está muy bien para el vendedor pero no para el propietario que tiene que manejar a su perro. Igual pasa con los famosos «flexis» que son lo peor que se ha inventado en la faz de la tierra. Las correas deben ser largas, de material ligero, no extensibles y a ser posibles anchas y planas para un mejor agarre.
Tu notarás la mejoría. Y tu perro también!